La influencia de las iglesias es fuerte en todo el mundo, la religión tiene un peso específico importante en la mayoría de sociedades, en algunas el factor religioso tiene un peso decisivo, de suma importancia.

IGLESIA CATÓLICA

Es de recibo hacer un apartado especial sobre la Iglesia Católica dada su importante labor social hacia la sociedad.

La Iglesia Católica tiene distribuidos por una gran parte de países del mundo multitud de parroquias, conventos y demás sedes donde realizan infinidad de tipos de tareas, entre otros destacamos las sociales y más concretamente la ayuda a los más pobres.

De hecho son muchas y diversas las entidades creadas por ella, hacia la ayuda a los necesitados y a los más desfavorecidos, entre otros podemos destacar Cáritas, Manos Unidas, Justicia y Paz y muchas otras.  

También participan en multitud de entidades sociales, con o sin exteriorización religiosa, pero sí arraigado con su ideario y doctrina.

COHERENCIA RELIGIOSA

Sí, necesitamos de la coherencia de las entidades religiosas, de las Iglesias, en la práctica cotidiana en favor de la erradicación de la pobreza. En España en especial de la Iglesia Católica, por su influencia, por su labor, por su peso espiritual, político y económico.

La práctica es aquello que determina la coherencia entre lo que uno piensa, dice y hace. Por tanto esta práctica cotidiana en las Iglesias es determinante, fundamental para la erradicación de la pobreza.

Y la práctica debe ir en la línea de redistribuir la riqueza tendiendo a erradicar la pobreza. Es difícil de entender que aquel que está dispuesto a poner por caridad un plato de comida para alimentar a una persona sin recursos no secunde una renta básica de manera comprometida, un pago del Estado, incorporado en el presupuesto estatal, garantizando unos ingresos mínimos a sus ciudadanos para vivir con dignidad.

Asimismo es coherente respetar y promover la igualdad de la mujer, en todos los ámbitos, defender el derecho a la vida de la mujer antes que el derecho a la vida del no nacido, respetar la voluntad popular en un estado laico, proclamar la igualdad en el trato fiscal sin favoritismos eximentes, rechazar la asunción de poder notarial adjudicándose bienes unilateralmente, aceptar la igualdad de los ciudadanos laicos y religiosos ante las leyes civiles y penales del Estado sin privilegios ni prebendas.

Sin duda hay muchos más ejemplos que darían visibilidad a esa coherencia necesaria en las Iglesias y que pedimos y deseamos llegue a ser práctica cotidiana en todas ellas.

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