CHINA


Mayo 2008

El pasado 12 de mayo, a primera hora de la tarde, cuando los centros de trabajo de las ciudades estaban más activos, un terremoto devastador sacudió el centro de China derrumbando la mayoría de edificios en un radio de 50 kilómetros, provocando la muerte de decenas de miles de personas, la desaparición de miles de personas, muchas de ellas posiblemente sepultadas por los edificios derrumbados.

El terremoto prácticamente ha derruido la mayoría de edificios en la provincia de Sicuani, epicentro del terremoto, con cerca de 90 millones de habitantes y ha afectado también a otras cuatro provincias vecinas, en el centro de China. 

Las labores de rescate se iniciaron de inmediato dirigidas por el primer ministro de China, Wen Jiabao, utilizando diversas unidades del ejercito y la policía, unos 50 mil efectivos como miembros de rescate y salvamento. El presidente Hu Jintao ordenó la máxima prioridad para las operaciones de rescate de los supervivientes y víctimas del seísmo.

El fuerte temblor, de 7,8 grados en escala Richter, y sus replicas han sido de efectos devastadores sintiéndose sus temblores a más de mil kilómetros de su epicentro en Wenchuan, se teme por la vida de decenas de miles de personas sepultadas por el derrumbe de miles de edificios.

Un gran número de edificios derruidos y gran cantidad de muertos, heridos y desaparecidos, las condiciones de vida de los sobrevivientes es desesperada dándose situaciones de falta de alimento en zonas donde el ejercito aun no puede llegar por las lluvias, los deslizamientos de tierra y la imposibilidad de aterrizar los helicópteros, hay muchas carreteras cortadas y en algunos casos la ayuda ha sido lanzada desde los helicópteros a los supervivientes del desastre.

Los miles de supervivientes a esta catástrofe son atendidos por los soldados y policías chinos con los medios de que disponen. El dolor del pueblo chino aumenta al constatar el gran número de niños muertos, dadas las duras restricciones sobre la natalidad ese dolor se vuelve más intenso.

En Chengdu, la capital de de Sicuani, provincia de un tamaño poco mayor al de España, la gente duerme en la acera, bajo plásticos, en tiendas de campaña o en los coches a la espera de ayuda y soluciones.